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MANIFIESTO - Arquitectura del Oxímoron

 

Cada vez somos más los que vivimos más años y en mejores condiciones, gracias al desarrollo de nuestra civilización y a un estado de bienestar que nos ha sedado y nos ha paralizado ante las exigencias de nuestro mundo, ante la cual muchos han quedado perplejos ante el aburrimiento y el miedo. Nos negamos a bajar los brazos y dejar que nuestra sociedad siga su curso tentándonos siempre a huir de los conflictos mediante un frenesí consumista. Si deseamos preservar los recursos del planeta y valorar todo lo que él hace por nosotros, tendremos que dar tanta preferencia como sea posible a otras formas de satisfacción, a otras fuentes de goce, sobre todo a comprender y saber cada vez más y a desarrollar una vida interior y espiritual floreciente. No se trata de mermar nuestra paleta de sensaciones, sino ampliarla, enriquecerla y buscar otros caminos que podrían resultar más intensos.

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Creemos en el aprendizaje acumulado por todas las edades de la vida, es importante resignificar toda la sabiduría ancestral, animando a todos a que estudien otras culturas y lenguas, a que se apasionen por las disciplinas artísticas, a que se familiaricen con las diversas ciencias para que así sean capaces de valorar lo que significa un descubrimiento en cualquier materia de las artes, de la ciencia o de la vida misma. El saber es un universo inconmensurable en donde todos podríamos pasarnos la vida tomando cosas de él sin medida,  y no lo agotaríamos.

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Es falso que la paz haya fracasado en Colombia. Han fracasado estruendosamente los sectores y personas que han querido reducirla al tamaño de sus intereses, cada vez más nos alejamos de la vida en comunidad, cada vez menos nos interesan los temas que la afectan nuestros planeta  y somos apáticos a involucrarnos en espacios políticos y sociales en donde se debate y se toman decisiones en beneficio o perjuicio de muchos. La paz es hoy una marcha irreversible, es la más grande aspiración de nuestros pueblos, sin embargo, el reto es de proporciones monumentales y al mismo tiempo es la manifestación de una necesidad histórica; es la creación de una nueva organización que exprese y defienda las necesidades materiales y espirituales de los pueblos de Colombia y Latinoamérica.

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Las acciones y apuestas desarrolladas desde nuestro campo profesional tienen una actual deuda con la sociedad y la naturaleza, nuestro modo de vida actual necesita reevaluarse en campos y ciudades. Es necesario redescubrir y desarrollar un diseño basado en la captación, almacenaje y transformación de las energías abundantes presentes en distintos paisajes y climas, para satisfacer nuestras necesidades de manera consciente sin poner en peligro la permanencia en bienestar de las generaciones futuras. El estilo de vida moderno se caracteriza por ser individualista; la sociedad, la economía y la política no se interrelacionan, sin embargo, más allá de esa desconexión nuestra crisis actual es alimentada por una crisis de consciencia. Somos incapaces de vivenciar realmente nuestra realidad,    nos incitan a competir, solucionar y construir bajo principios de innovación; preceptos actuales del trabajo y premisa de nuestros proyectos que restringen cada vez más las posibilidades de las personas como actores principales en la transformación y evolución de su hábitat.

Es evidente la diversidad cultural y riqueza natural de nuestros territorios, nos reconocemos como, indígenas, campesinos, afro, ciudadanos del mundo en aceptación recíproca entre las culturas, valorando la variedad étnica, lingüística, gastronómica, espiritual, artística y, sobre todo, su proceso histórico y sus luchas. Todos estos ingredientes hacen de la arquitectura una entidad viva que cambia, crece, muta y se transforma.

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La arquitectura en la sociedad es determinante, sin embargo, un gran espectro del quehacer de la misma, se encuentra limitada por el mercado, primando intereses económicos e individuales que nos alejan de la vida en comunidad, ya que no sólo condiciona las maneras como nos relacionamos; también propicia encuentros y desencuentros en diversos espacios que hacen parte de la cotidianidad de las personas, por esta y muchas razones, decretamos que somos más creativos trabajando interdisciplinariamente, fortaleciendo el tejido social y propiciando la vida en comunidad y valorando los lugares comunes; así el diseño de la calle, la plaza, la vivienda, etc. es un factor determinante en el desarrollo de nuestra vida en sociedad, en la medida en que son lugares de encuentro con el otro, que toman significados y tejen historias de vida.  

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